Ensayo: El mercantilismo y mundo bipolar

El Mercantilismo y mundo bipolar

Ensayo

Desde el período de 1942 a 1945, el mundo experimentó un auge del mercantilismo que tuvo un impacto significativo en la economía global. Durante este tiempo, las potencias mundiales se encontraban inmersas en la Segunda Guerra Mundial, y el comercio internacional se vio afectado por las políticas proteccionistas y las restricciones impuestas por los países en conflicto. Sin embargo, a partir de 1945, con el fin de la guerra, se inició una nueva etapa en la historia del mercantilismo que se extendió hasta el año 2023.

Durante el período de 1942 a 1945, el mundo se encontraba dividido en dos bloques principales: los Aliados y las Potencias del Eje. Estos bloques se enfrentaron en una guerra que tuvo un impacto directo en el comercio internacional. Los países involucrados en la guerra adoptaron políticas proteccionistas para salvaguardar sus intereses económicos y garantizar el suministro de recursos necesarios para la guerra. Estas políticas incluían la imposición de aranceles, cuotas de importación y restricciones comerciales.

Según el economista John Maynard Keynes, en su obra "The Economic Consequences of the Peace" (1919), “estas políticas proteccionistas generaron una disminución del comercio internacional y un estancamiento económico a nivel mundial”. Keynes argumentaba que el proteccionismo limitaba el crecimiento económico y promovía la rivalidad entre las naciones, lo que a su vez podía llevar a conflictos armados.

Sin embargo, a partir de 1945, con el fin de la guerra, se inició una nueva etapa en la historia del mercantilismo. Con la creación de instituciones internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, se buscaba promover el libre comercio y la cooperación económica entre los países. Estas instituciones fomentaron la apertura de los mercados, la eliminación de barreras comerciales y la promoción de la liberalización económica.

Uno de los principales exponentes de esta nueva etapa del mercantilismo fue el economista Milton Friedman, quien en su libro "Capitalism and Freedom" (1962) defendía la idea de que “el libre mercado era el motor del crecimiento económico y el progreso social”. Friedman argumentaba que la intervención estatal en la economía era contraproducente y debía ser limitada para permitir el desarrollo de la libre competencia. Considero que si bien el libre mercado puede tener beneficios, también es importante tener en cuenta sus limitaciones y asegurarse de que exista un equilibrio entre la libertad económica y la protección de los derechos sociales.

Es innegable que el libre mercado ha sido un impulsor importante del crecimiento económico en muchas partes del mundo durante varios años. La competencia entre empresas ha fomentado la innovación, el desarrollo de nuevas tecnologías y la eficiencia en la producción. Además, la libertad para establecer precios y salarios ha permitido que los recursos se asignen de manera más eficiente, lo que a su vez puede impulsar el crecimiento económico.

Sin embargo, también debemos ser conscientes de las posibles consecuencias negativas del libre mercado. En un sistema puramente basado en la libre competencia y la maximización de beneficios, es posible que se generen desigualdades económicas significativas. Esto puede llevar a la concentración de riqueza en manos de unos pocos, mientras que otros quedan rezagados y enfrentan dificultades económicas.

Además, el libre mercado no ha garantizado necesariamente el progreso social en todos los aspectos. Si bien puede haber crecimiento económico, también es necesario asegurarse de que este crecimiento sea sostenible y beneficie a toda la sociedad. Esto implica abordar cuestiones como la pobreza, la desigualdad de ingresos, la protección del medio ambiente y el acceso a servicios básicos como la salud y la educación.

Es por eso que considero fundamental encontrar un equilibrio entre la libertad económica y la protección de los derechos sociales. El Estado tiene un papel importante que desempeñar en la regulación y supervisión de la actividad económica para garantizar que se cumplan los estándares éticos y sociales. Esto implica implementar políticas públicas que promuevan la redistribución de la riqueza, la protección del medio ambiente y el acceso equitativo a los servicios básicos.

Además, es importante reconocer que el libre mercado no es un sistema perfecto y que puede haber situaciones en las que la intervención estatal sea necesaria. Por ejemplo, en momentos de crisis económica o en sectores que son naturalmente monopolísticos, puede ser necesario que el Estado intervenga para proteger a los ciudadanos y garantizar la estabilidad económica

A medida que avanzaba el tiempo, el mundo experimentó cambios significativos en el sistema económico y político. A partir de la década de 1990, con la caída del muro de Berlín y el colapso de la Unión Soviética, se produjo un cambio de paradigma en la economía mundial. El mundo bipolar, caracterizado por la rivalidad entre los bloques occidental y comunista, dio paso a un nuevo orden mundial.

En este nuevo contexto, se promovieron políticas de apertura económica y liberalización comercial a nivel global. La globalización se convirtió en un fenómeno imparable, con el avance de la tecnología y las comunicaciones, y el surgimiento de nuevas potencias económicas como China e India. Estos cambios tuvieron un impacto significativo en el mercantilismo, ya que se produjo una mayor integración económica a nivel mundial y se promovió la cooperación entre los países.

El economista Francis Fukuyama, en su libro "The End of History and the Last Man" (1992), argumentaba que: “el fin de la Guerra Fría y la caída del comunismo representaban el fin de las ideologías y el triunfo del sistema democrático y el libre mercado”. Fukuyama sostenía que la democracia liberal y la economía de mercado eran la forma final de gobierno y organización económica, y que no habría un sistema alternativo que las reemplace.

Considero que si bien es cierto que se produjo un cambio significativo en el sistema político y económico mundial, no se puede afirmar que esto represente el fin de las ideologías o que el sistema democrático y el libre mercado sean la forma final de gobierno y organización económica.

Es innegable que el colapso del bloque comunista y el fin de la Guerra Fría marcaron un hito histórico importante en el siglo XX. La caída del Muro de Berlín y la disolución de la Unión Soviética llevaron a una reconfiguración del orden mundial y a un predominio aparente del sistema democrático y el libre mercado en muchos países. La democracia liberal y la economía de mercado se presentaron como el modelo a seguir y se promovieron en todo el mundo como la solución a los problemas políticos y económicos.

Sin embargo, considero que es necesario tener una visión más crítica y reflexiva sobre esta perspectiva. En primer lugar, es importante reconocer que el sistema democrático y el libre mercado no son perfectos y tienen sus propias limitaciones y desafíos. La democracia puede enfrentar problemas de corrupción, desigualdad y falta de participación ciudadana, mientras que el libre mercado puede generar desigualdades económicas y concentración de poder en una minoría.

Además, no se puede afirmar que el fin de la Guerra Fría y la caída del comunismo representen el fin de las ideologías. Si bien es cierto que el comunismo sufrió un duro golpe y perdió influencia en el escenario mundial, existen otras ideologías y corrientes de pensamiento que siguen vigentes y que plantean alternativas al sistema democrático y al libre mercado. Por ejemplo, el nacionalismo, el populismo y el autoritarismo han ganado terreno en diferentes partes del mundo, desafiando los principios democráticos y promoviendo un enfoque más proteccionista y estatal en la economía.

Además, la idea de que el sistema democrático y el libre mercado son la forma final de gobierno y organización económica es cuestionable. La historia nos ha enseñado que los sistemas políticos y económicos evolucionan y se transforman con el tiempo. Las sociedades son dinámicas y cambiantes, y es posible que surjan nuevas formas de gobierno y organización económica en el futuro.

Es importante reconocer que existen diferentes modelos y enfoques que pueden ser exitosos en diferentes contextos y circunstancias. No se puede imponer un modelo único a todas las sociedades, ya que cada una tiene sus propias particularidades y desafíos. Es necesario promover un diálogo y un debate abierto sobre las diferentes opciones y encontrar soluciones que se adapten a las necesidades y aspiraciones de cada sociedad.

Referencias bibliográficas 

Friedman, M. (1962). Capitalismo y libertad. España, Deusto.

Fukuyama, F. (1992). El fin de la historia y el último hombre. Planeta.

Keynes, JM (1919). Las consecuencias económicas de la paz. Barcelona España, Críticas.

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